Ser Bnei Noaj es vivir de acuerdo con los 7 preceptos universales dados por Dios a toda la humanidad, buscando una vida ética, con propósito y conexión con el Creador, sin necesidad de conversión al judaísmo.

No. El camino Bnei Noaj no requiere conversión. Es una forma auténtica de vivir en armonía con la voluntad de Dios, respetando el rol del pueblo de Israel y conectando con la sabiduría de la Torá.

Son mandamientos dados a Noaj (Noé) y sus descendientes. Incluyen: no idolatría, no blasfemia, no asesinato, no robo, no inmoralidad sexual, no crueldad con los animales y establecer justicia. Son la base de una vida moral y espiritual.

Ofrecemos guías personalizadas, clases interactivas, videos y materiales de estudio para ayudarte a conocer los principios Bnei Noaj, profundizar en temas espirituales y aplicar estos valores en tu vida diaria, perfeccionando cada día y mejorando como persona hacia el progreso tanto material como espiritual, paralelamente.

Puedes explorar nuestros contenidos, unirte a nuestras actividades y ser parte de una comunidad que te acompaña en este camino. No estás solo: aquí encontrarás guía, apoyo y personas que comparten tu búsqueda espiritual.

Por supuesto que no. El camino de Bnei Noaj no es una nueva religión ni una invención separada. Es parte integral de la misma Torá eterna, que establece diferentes leyes para diferentes personas, según el propósito con el que Dios creó a cada ser humano.

El judío no eligió nacer de madre judía, pero fue elegido para cumplir un rol específico: servir a Dios mediante el cumplimiento de los 613 preceptos de la Torá. Dentro de estos preceptos también hay diferencias:

• Leyes para hombres y mujeres, que no pueden intercambiarse entre géneros.

• Leyes específicas para los Cohanim (sacerdotes), para los reyes, para ciertas épocas o lugares.

Cada conjunto de leyes revela un propósito divino particular, y nuestra tarea es comprender y aceptar la voluntad de Dios sin modificarla según criterios humanos.

El pueblo judío, desde la entrega de la Torá en el monte Sinaí, juró cumplir los 613 preceptos, y también tiene la misión de difundir los 7 preceptos universales que Dios entregó a los hijos de Noaj. Estos 7 preceptos son el fundamento de una vida justa, ética y con fidelidad al Creador.

Por eso, el rol del judío en el mundo es vivir como ejemplo de obediencia a la ley divina, inspirando con su conducta a otros pueblos. Su dispersión a lo largo de la historia no es casual, sino parte de un plan divino para irradiar conciencia espiritual en todas las naciones.

Los 613 preceptos del Judaísmo y los 7 preceptos universales para la humanidad suman 620, que en valor numérico (guematría) corresponden a la palabra "Kéter" (Corona). Esta corona representa la voluntad divina suprema, que se manifiesta tanto en el pueblo de Israel como en las naciones del mundo, cada uno desde su rol único.

En realidad, toda la humanidad desciende de Noaj, luego del Diluvio con el que Dios puso fin a toda carne corrupta en la tierra. Desde entonces, Noaj representa el nuevo comienzo de la humanidad.

Sin embargo, en hebreo, aunque todos pueden ser llamados Ben Adam (hijo de Adam), este título no implica necesariamente una conexión con la integridad espiritual. Adam pecó, y no todos sus descendientes eligieron un camino de justicia.

En contraste, Ben Noaj o Bat Noaj no es solo una descripción biológica o histórica, sino un título de compromiso espiritual. Tal como el pueblo judío se identifica en todas sus plegarias como hijos de Abraham, Itzjak y Yaakov —nuestros patriarcas probados en fe—, también una persona no judía puede llamarse con orgullo Ben Noaj o Bat Noaj cuando acepta con sinceridad y decisión cumplir los 7 preceptos divinos que Dios dio a la humanidad a través de Noaj.

En la Comunidad Bnei Noaj, fomentamos este orgullo de unidad espiritual, no basado en el color de piel, riqueza, inteligencia o belleza —que son dones divinos sin mérito propio—, sino en lo único que sí merece admiración: el esfuerzo personal por elevarse, servir a Dios y vivir con conciencia y rectitud.