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Sukot: El Abrazo Divino en una Cabaña Temporal

Mudarse una semana de la casa fija a una cabaña temporal puede parecer un gesto simbólico o incluso divertido. Pero detrás de este acto hay un profundo mensaje espiritual.


Familia judía celebrando Sucot en una sucá decorada con luces y frutas, compartiendo una comida festiva que simboliza la protección y unidad divina.
Una celebración actual de Sucot: la alegría de habitar bajo el abrazo divino, en una sucá iluminada por la fe y la unión familiar.

Durante cuarenta años, el pueblo de Israel fue protegido por Dios en el desierto. El maná descendía del cielo, el agua brotaba de la roca y la presencia divina se manifestaba abiertamente. Sin embargo, al entrar en la Tierra de Israel, esos milagros visibles desaparecieron. El pueblo comenzó a sembrar, arar y cosechar como cualquier ser humano.


¿Significaba eso que Dios se había alejado?

La respuesta es no. El cambio no fue un abandono, sino una transformación. La presencia divina pasó de lo milagroso a lo cotidiano. Dios quiso que Su morada estuviera en el mundo físico, no en una burbuja sobrenatural. Así, el trabajo diario, los desafíos y las tentaciones se convirtieron en el nuevo escenario donde la fe debía florecer.


Confiar en que cada gota de lluvia y cada soplo de viento provienen de la voluntad divina es el verdadero acto de fe. Esa conciencia transforma la vida común en una experiencia sagrada.


Sukot: Un Abrazo de Luz

La sucá (Sukot), la cabaña donde habitamos durante Sukot, simboliza ese abrazo divino que nos rodea y protege. Aunque hoy lo hace a través de medios naturales, la esencia es la misma: Dios sigue cuidando a Su pueblo.


Madre e hija decorando juntas la sucá durante Sucot, colgando adornos coloridos bajo el techo de bambú, símbolo de alegría, tradición y protección divina.
Preparar la sucá en familia: un acto de fe, alegría y continuidad de la tradición.

Durante siete días recibimos la visita espiritual de los ushpizín, los siete pastores fieles de Israel: Abraham, Isaac, Yaakov, Moisés, Aarón, Yosef y David. Cada uno nos inspira con una cualidad distinta para fortalecer nuestra conexión con el Creador.


Las Cuatro Especies: Unidad en la Diversidad

El mandamiento de tomar las cuatro especies —etrog (cidra), lulav (palma), hadasim (mirtos) y aravot (sauces)— simboliza la unión del pueblo de Israel:

  • Etrog: Tiene sabor y aroma; representa a quien posee conocimiento de la Torá y cumple los mandamientos.

  • Lulav: Con sabor pero sin aroma; simboliza el conocimiento sin acción.

  • Hadasim: Con aroma pero sin sabor; simbolizan la acción sin estudio.

  • Aravot: Sin aroma ni sabor; representan a quienes aún no estudian ni cumplen, pero cuya presencia es esencial.

Solo juntos formamos un todo. La espiritualidad judía no se basa en la perfección individual, sino en la unidad que refleja la diversidad del pueblo.


Etrog, lulav, hadasim y aravot: las Cuatro Especies de Sucot dispuestas sobre lino con luz cálida, símbolo de unidad y conexión divina.
Las Cuatro Especies: cada una representa una parte del pueblo, y juntas reflejan la unidad espiritual de Israel.

Servir con Amor

El Midrash enseña que, en el futuro, las naciones reclamarán no haber tenido oportunidad de servir a Dios. Él les ofrecerá una mitzvá sencilla: habitar la sucá. Al principio aceptarán con alegría, pero cuando el sol ardiente los haga salir, lo harán con desprecio. En cambio, Israel, aun cuando debe abandonar la sucá por el calor, lo hace con nostalgia y amor.Esa diferencia revela la esencia del servicio a Dios: no por interés, sino por amor.


Un Sueño de Paz

Que podamos pronto habitar en la “Sucá de paz” —la morada divina que, según los sabios, será construida con la piel del Leviatán— símbolo de la redención final y la paz universal.

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